I used the neck of an old headless Barbie I’ve had since I was a kid. I grew up with a ton of Barbies. I had 79 at one point. My mom would buy me one every Friday before she would drop me off at my grandmother’s house for the weekend in Nuevo Laredo, Mexico: “el otro lado—the other side.”
It was important to my mom that I was thin and attractive and stayed out of the sun. Being güera or light-skinned was an important thing in my family.
Now I’m older and can accept and appreciate a lot of the things I’ve gone through or denied as a part of myself. It is an effort. Though she is proudly displaying herself, she is still hiding behind all of it: looking through the flowers to see if you approve.
Utilicé el cuello de una vieja muñeca Barbie descabezada que tenía desde que era niña. Crecí con montones de Barbies, en algún momento tuve 79, mi mamá me compraba una cada viernes antes de dejarme en la casa de mi abuela para pasar el fin de semana en Nuevo Laredo, México —el otro lado—.
Para mi mamá era crucial que yo fuera delgada y atractiva y que me alejara del Sol. En mi familia era importante ser “güera” o de piel clara.
Ahora soy mayor y puedo reconocer y aceptar muchas de las cosas por las que he tenido que pasar o que he negado de mí misma. Es un gran esfuerzo. Aunque la muñeca se exhibe con orgullo, todavía se esconde detrás de todas esas ideas y mira a través de las flores para ver si la aprueban.