Growing up in Chicago to immigrant parents has cemented a conflict of belonging and safety within my identity. Being first generation, I was thrown into a society that constantly challenges my rights as an American and targets my community because of their immigration status. I had to survive in a social space that had little regard for the complexities of growing up ethnically Mexican in a racialized society. Safety and security were things that were never a part of my experience while living in the United States. With fears of my family being deported, I felt alienated by a country I had to pledge myself to. Furthermore, this alienation was reinforced by my queer identity. Being a body that has experienced violence, neglect, and homophobia within and outside my community has become the catalyst of my work. For this reason, the body has become my conceptual focus.
Haber crecido en Chicago como descendiente de padres migrantes, ha cimentado dentro de mi identidad un conflicto de pertenencia y seguridad. El ser primera generación, me expone a una sociedad que, constantemente, desafía mis derechos como estadounidense y señala a mi comunidad por su estatus migratorio. Tuve que sobrevivir en un espacio social desinteresado en las complejidades que implican crecer en una sociedad racializada con mis orígenes étnicos mexicanos. En mi vida en los Estados Unidos, tanto la seguridad como la protección, han sido temas que nunca formaron parte de mi experiencia. Con el temor que me albergaba de que mi familia fuera deportada, surgió un sentimiento de exclusión hacia un país al que he jurado lealtad. Además, este rechazo se vio reforzado por mi identidad queer. Ser un cuerpo que ha experimentado violencia, rechazo y homofobia, dentro y fuera de mi comunidad, se ha convertido en un catalizador para mi obra. Por esos motivos, el cuerpo se ha convertido en mi foco conceptual.